Desarrollo físico integral: Mejora la coordinación, fortalece los músculos y promueve el desarrollo de habilidades motoras en todas las etapas de la vida.

Salud cardiovascular: La natación es un ejercicio completo que mejora la resistencia, fortalece el corazón y los pulmones, y favorece una mejor circulación.

Seguridad en el agua: Aprender a nadar proporciona confianza y habilidades esenciales para desenvolverse de manera segura en entornos acuáticos.

Mejora de la postura y la flexibilidad: Al trabajar todo el cuerpo de forma equilibrada, ayuda a corregir la postura y mantener las articulaciones flexibles.

Beneficios mentales y emocionales: Reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y fomenta la autoestima, especialmente en niños al superar nuevos retos.

Socialización: Fomenta la interacción con otros nadadores, lo que desarrolla habilidades sociales y espíritu de equipo.

Acceso a un deporte de bajo impacto: Ideal para personas con lesiones o problemas articulares, ya que el agua minimiza el impacto en el cuerpo.

Disciplina y superación personal: Enseña valores como la constancia, el esfuerzo y el trabajo en equipo.